Mi reencuentro con Tadasana

Me gusta hablar de esta postura porque es sinónimo de hablar de mis comienzos en el yoga tal y como lo entiendo ahora. Con esta entrada quiero contaros mi primera vivencia con el Yoga Iyengar a modo de introducción. Metodología en la que nos basamos para desarrollar nuestras clases de yoga en Parla.

Deciros que antes de esa primera clase de Yoga Iyengar había asistido a clases con diversos profesores. En general, todas me habían gustado aunque sí es cierto que con unas me sentía más identificada que con otras. Hacía unos meses, había cambiado de trabajo y eso me hizo tener que buscar otro centro de yoga donde poder practicar. Por suerte, la oficina estaba cerca de mi casa así que me dije: Bueno, por lo menos estoy cerca y si me gusta y vuelvo a cambiar de trabajo, me será más fácil mantenerme en esta escuela. Es así como conocí al profesor que me acercó a las enseñanzas de B.K.S. Iyengar.

Era mi primer día y tras hacer algunas posturas de preparación previas a la práctica, tocó realizar Tadasana. Inicialmente, no sabía qué postura sería ya que hasta la fecha conocía únicamente las asanas por su nombre castellano o inglés, así que rápidamente miré a mis nuevos compañeros y me dije: ¡Ah! Esta es fácil… Pero, estaba equivocada.

La había practicado alguna vez pero no más de unos segundos como paso inicial para alguna otra asana. No recordaba en aquel momento que me hubieran explicado con anterioridad la técnica minuciosamente, así que me coloqué tal y como lo había hecho hasta el momento. Entonces escuché al maestro decir: Juntad pies, abrid los dedos de los pies, elevad rótulas, muslos hacia el interior, caderas contraídas, la pelvis gira y el abdomen intenta tocar las lumbares, dorsales hacia delante, subimos el pecho, sin crear lordosis en la parte baja de la espalda, alineación de cuello, hombros sin tensión… Y después siguió con la cara, la mirada y la respiración… lo que a simple vista me había parecido una posición sencilla, requería poner atención a un sinfín de detalles.

No continuaré con temas técnicos sobre Tadasana pero lo expongo aquí como una de mis experiencia. Cómo al principio nos encontramos encima de un antideslizante escuchando un número de acciones que en muchos casos ni comprendemos. Cómo con la práctica vamos entendiendo e interiorizando ciertas directrices para poder pasar a otra. Siguiendo con la práctica nos vamos dando cuenta que aquello no es sólo un tema técnico, sino que esa es la punta del iceberg. Vamos teniendo más consciencia de zonas de nuestro cuerpo, vamos sintiendo la respiración, observando nuestras limitaciones y viendo cómo las afrontamos. En definitiva conociéndonos mejor.

Dándonos cuenta que el objetivo inicial con el que empezamos a practicar se ha modificado muchas veces y se seguirá modificando. Y buscando e intentando aplicar finalmente que el camino no consiste en marcarse objetivos o intenciones. Es algo mucho más amplio.

Por favor acceder para comentar.