Reflexiones sobre Vedanta

Lo Universal - Advaita Vedanta

Me gustaría compartir con vosotros algunas reflexiones básicas sobre Vedanta, una de las escuelas filosóficas del Hinduismo. Como ya sabéis algunos, todos los meses comentamos un capítulo del libro Bhagavadgita en nuestras sesiones de meditación, uno de los escritos base de esta filosofía. En esta reflexión quiero plantearos la primera impresión que tuve cuando comencé a leer sobre el tema.

Me llamó mucho la atención lo eminentemente práctica que es. ¿En qué sentido? En que Vedanta nos dice que debemos buscar la felicidad ya, no hay que esperar a morirnos o a otro momento, sino que debemos buscar ese camino que nos lleve a la felicidad desde ya mismo. Y esa felicidad suprema, máxima, se encuentra únicamente en lo eterno, porque lo eterno es lo único que es real.

Si te detienes a reflexionar sobre esta afirmación lo más probable es que necesites un tiempo para digerirlo. ¿Lo eterno es lo único real? Entonces yo ¿qué soy? Pues tienes dos formas de pensar en base a este principio, que eres eterno o que no eres real. Y Vedanta nos dice que somos eternos porque todo y todos somos lo mismo. Creo que esta afirmación es realmente bonita ya que si la creemos, sea verdad o no, debería cambiar el pensamiento, el comportamiento, los sentimientos… de todos nosotros. La gran mayoría de los problemas en el pasado y en el presente tienen que ver con ese sentimiento del Yo. Yo soy esto, yo soy aquello, Yo, Yo y Yo. Si tenemos en cuenta la filosofía Vedanta, el concepto de Yo no tiene sentido porque todos somos lo mismo, somos lo eterno, con lo cual ¿por qué luchar, enfadarnos, exaltarnos y un sinfín de sentimientos negativos hacia lo que en realidad también somos nosotros?

Visto desde el punto de vista del Vedanta, vivimos en Maya, en la ilusión, hasta que no conseguimos alcanzar la claridad de conocimiento, la Verdad. Pero creo que incluso en Maya esta visión es interesante. Vivimos en una ilusión en el que nos consideramos diferentes los unos de los otros, inferiores, semejantes o superiores, en función de nuestros valores y forma de ser. Pero si aplicamos estas enseñanzas vedantinas al día a día, creo que podríamos pensar que al final todos tenemos todo tipo de comportamientos, unos con más tendencia a unos que a otros pero realmente todos bebemos de todo. Por lo tanto, si vemos así a las personas y a la naturaleza, cuando vemos a una persona enfadada con nosotros mismos, debemos ver nuestro propio ser enfadado con él mismo. Creo que de esta forma todos desarrollaríamos un mayor sentido del respeto y la compasión y nos ayudaría a no sufrir tantos enfrentamientos o malestares.

Sea como sea, y creamos más o menos en estos conceptos creo que son interesantes para profundizar. Así que os animo a que leáis sobre esta filosofía y saquéis vuestras propias conclusiones.

Mi reencuentro con Tadasana

Tadasana de Iyengar

Me gusta hablar de esta postura porque es sinónimo de hablar de mis comienzos en el yoga tal y como lo entiendo ahora. Con esta entrada quiero contaros mi primera vivencia con el Yoga Iyengar a modo de introducción. Metodología en la que nos basamos para desarrollar nuestras clases de yoga en Parla.

Deciros que antes de esa primera clase de Yoga Iyengar había asistido a clases con diversos profesores. En general, todas me habían gustado aunque sí es cierto que con unas me sentía más identificada que con otras. Hacía unos meses, había cambiado de trabajo y eso me hizo tener que buscar otro centro de yoga donde poder practicar. Por suerte, la oficina estaba cerca de mi casa así que me dije: Bueno, por lo menos estoy cerca y si me gusta y vuelvo a cambiar de trabajo, me será más fácil mantenerme en esta escuela. Es así como conocí al profesor que me acercó a las enseñanzas de B.K.S. Iyengar.

Era mi primer día y tras hacer algunas posturas de preparación previas a la práctica, tocó realizar Tadasana. Inicialmente, no sabía qué postura sería ya que hasta la fecha conocía únicamente las asanas por su nombre castellano o inglés, así que rápidamente miré a mis nuevos compañeros y me dije: ¡Ah! Esta es fácil… Pero, estaba equivocada.

La había practicado alguna vez pero no más de unos segundos como paso inicial para alguna otra asana. No recordaba en aquel momento que me hubieran explicado con anterioridad la técnica minuciosamente, así que me coloqué tal y como lo había hecho hasta el momento. Entonces escuché al maestro decir: Juntad pies, abrid los dedos de los pies, elevad rótulas, muslos hacia el interior, caderas contraídas, la pelvis gira y el abdomen intenta tocar las lumbares, dorsales hacia delante, subimos el pecho, sin crear lordosis en la parte baja de la espalda, alineación de cuello, hombros sin tensión… Y después siguió con la cara, la mirada y la respiración… lo que a simple vista me había parecido una posición sencilla, requería poner atención a un sinfín de detalles.

No continuaré con temas técnicos sobre Tadasana pero lo expongo aquí como una de mis experiencia. Cómo al principio nos encontramos encima de un antideslizante escuchando un número de acciones que en muchos casos ni comprendemos. Cómo con la práctica vamos entendiendo e interiorizando ciertas directrices para poder pasar a otra. Siguiendo con la práctica nos vamos dando cuenta que aquello no es sólo un tema técnico, sino que esa es la punta del iceberg. Vamos teniendo más consciencia de zonas de nuestro cuerpo, vamos sintiendo la respiración, observando nuestras limitaciones y viendo cómo las afrontamos. En definitiva conociéndonos mejor.

Dándonos cuenta que el objetivo inicial con el que empezamos a practicar se ha modificado muchas veces y se seguirá modificando. Y buscando e intentando aplicar finalmente que el camino no consiste en marcarse objetivos o intenciones. Es algo mucho más amplio.